"Toc-toc!"

Adelante

lunes, 7 de mayo de 2012

Ella, la meva mare.

Igual que el lliri blanc
que s'alça en un camp de roselles;
agosarat i valent,
eclipsa flors vermelles.
I més fort que elles,
aguanta el vent.


lunes, 19 de julio de 2010

Querido diario ♥ VI

Ahí va la tercera parte de aquella historia sin nombre. No obstante, los protagnositas sí que lo tienen, por fín. Espero que os guste.




ESCOCIA, 1734. Tercera parte.
EL TERCER SOLDADO SIN NOMBRE



Mis ojos no tardaron mucho en acostumbrarse a la oscuridad, tan solo un pequeño hilo de luz que se asomaba por la rendija de una ventana con las puertezuelas de madera iluminaba la habitación. Estaba cerrada con llave. Podía distinguir unos cuantos muebles, pocos, esparcidos por el lugar: una cama, una mesita de noche y una cajonera. El techo, aguantado por vigas gruesas, hacía un poco de pendiente y era más bien bajo, aumentando así mi sensación de claustrofobia. Aquellos soldados me habían dejado allí y se habían ido a beber al piso de abajo. Me encontraba en una posada lejos de mi casa. Mi corazón latía rápido y fuerte; me puse una mano en el pecho para evitar que se escapara y empecé a caminar dando vueltas por esa lúgubre y pequeña estancia. Debía huir de allí, burlar a los soldados y volver a casa, ¿pero cómo? Rápidamente, empecé a numerar cada una de las dificultades de mi propósito. Primero, no veía por dónde salir, la puerta estaba cerrada y por la ventana no podía pasar, era demasiado estrecha y las puertezuelas que impedían la entrada a la luz de la Luna estaban encalladas fuertemente; con mi fuerza no podría abrirlas. Segundo, si conseguía salir de la habitación tenía que bajar al segundo piso, donde trece soldados se estaban divirtiendo riendo a carcajadas. Los podía oír con claridad, sus risas liberadas con grosería y desenfreno y el repicar de las jarras de cerveza anunciando un brindis tras otro. Y tercero, no sabía cómo llegar a mi casa, nunca había estado tan arriba de las montañas y no me conocía el lugar. Si empezaba a caminar me perdería. Además, con mi paso lento y costoso, por culpa de mi tobillo roto, no podría ir muy lejos antes de que los soldados me volvieran a encontrar; ellos llevaban caballos. En caso de que no lo hicieran, igualmente tardaría días en hallar el valle y no tenía ni comida ni agua.
Era inútil intentar escaparme.
Entonces, ¿qué debería hacer? ¿Esperar a que alguno de ellos se cansara de beber y despertara el deseo de satisfacerse conmigo? No, eso sí que no. Mi corazón se aceleró aún más, latiendo con desenfreno, y el aire llegó a mis pulmones espeso y pesado, como una carga que dolía en el pecho y me nublaba la visión. Pánico. El miedo se apoderó de mí y empecé a temblar sin poder controlarme. Quería llorar pero las lágrimas no me salían, tan solo pude dar bocanadas de aire intentando calmar mi ansiedad. Nunca me había sentido así. Me costaba respirar y tenía la sensación de que el mundo se me iba a echar encima, me ahogaba, hiperventilaba, temblaba y no podía pensar.
Así me encontró uno de los soldados cuando abrió la puerta después de quitar el pistillo. Corrió hacia mi y me sujetó de los brazos evitando que me cayera, preguntándome miles de veces si estaba bien.

- ¿Estás bien? ¿Estás bien? ¿Puedes levantarte? Respira, mujer, con calma –oía su voz cerca de mi oreja, casi podía notar sus labios rozando mi pelo-. Inspira contando hasta tres y saca el aire más lentamente, verás como te encuentras mejor. ¿Puedes oírme? Venga, ya cuento yo, inspira; uno...

Aunque me repugnaban sus manos sujetándome y su voz intentando parecer amable, opté por hacerle caso. Estaba siendo presa de una sensación horrible y lo que más deseaba en aquel momento era volver a tener los sentidos correctamente. Así que cogí aire mientras él contaba hasta tres y lo solté lo más despacio que pude, no era fácil, mis pulmones ansiaban coger aire y lo hacían en pequeñas bocanadas apresadas y cortas. Poco a poco, fui recuperando el control de mi cuerpo y dejé de temblar, volví a ver bien y a respirar correctamente.

- ¿Lo ves? Ya está. Ahora túmbate en la cama, debes de estar un poco mareada.

Al oír aquello le clavé una mirada asesina.

- ¡No pienso hacerlo! No dejaré que me toques, tu y tus amigos sois una panda de rastreros, ¡sois unos brutos que abusáis de vuestra fuerza para hacer lo que os da la gana! ¡Pero yo no soy vuestra esclava ni podéis hacer lo que os plazca conmigo!

Quise golpearle pero el soldado interrumpió mi ataque agarrando mis muñecas. Braceé en el aire para escaparme e intenté darle alguna que otra patada, pero todo fue en vano; rendida, dejé de hacer fuerza y le miré a los ojos esperando que mi rabia lo envenenara por dentro. Sin embargo, el soldado no cambió de expresión, me miró firmemente con unos ojos que no expresaban nada que yo pudiese entender. No había en ellos ni rabia, ni burla, ni enojo, ni ambición; más bien parecían mirarme con... ¿comprensión? Me fijé más en él; era uno de los soldados que me habían atrapado, el que acompañaba aquellos dos descerebrados, Ron y Jhony y el mismo que había evitado antes mi...
No quería pensarlo. Bloqueé mi mente evitando el paso de aquellas imágenes, frené el recuerdo desagradable de aquél soldado agarrándome y obligué a mis sentidos a olvidar sus manos, su voz, su olor a sudor... Sabía lo que ese otro soldado había intentado, y sabía que volvería a hacerlo, y tenía miedo.


- Yo no voy a hacerte nada –me dijo el soldado.

Alcé una ceja para que viera la burla pintada en mi cara. Mi voz llevaba impregnado un retintín dispuesto a zaherirle.

- Oh, claro, el soldado no quiere hacerme daño... entonces me tumbaré en la cama mientras él reprime honorablemente sus impulsos... ¿masturbándose, quizás?

- ¡Por el amor de Dios, que no voy a hacerte nada! Puedes creerme o no, pero pronto lo verás.

- ¿Entonces qué haces aquí? ¿A qué has subido?

- Pues a evitar que los otros sí te hagan lo que muy ciertamente temes.

- Oh.

Volví a levantar la ceja. Aquella explicación era la más tonta que había oído nunca. ¿Pretendía tomarme el pelo? ¿Pensaba que era estúpida?

- Vale, puede que con eso no logre convencerte. Simplemente, te lo demostraré. Voy a pasar la noche aquí y no te tocaré ni un pelo.

El soldado se sentó en una esquina de la habitación y apoyó su cabeza en la pared, cerrando sus ojos en ademán de dormir. Pensé que estaba borracho y jugaba conmigo para reírse después, pero no olía a alcohol, ni tampoco cuando lo había tenido tan cerca. Parecía sereno, sobrio, y sus ojos no reflejaban mentira alguna. Sin embargo, la imagen que tenía de ellos, los soldados, me impedía creer en sus palabras.

- ¿Tu nombre? –me preguntó de repente. Me miraba des del rincón, con ojos cansados, amables, curiosos.

- Elizabeth. ¿Y el tuyo?

- Jimmy.

Curioso, como mi padre...
Me acosté en la cama y cerré los ojos. Horas después, me dormí.




viernes, 16 de julio de 2010

Querido diario ♥ V



Me voy a la playa





martes, 13 de julio de 2010

Querido diario ♥ IV

No se qué pensar acerca del Estatut...
En su día los catalanes votamos , fue una decisión del pueblo, una gran mayoría. Me tocó la moral que el Constitucional nos lo denegara, ya más por orgullo que otra cosa. ¿Qué es la democrácia? El pueblo vota, el pueblo decide... y una mierda pinchada en un palo. Pero es que las respuestas de los catalanes a ésta xulería no me han gustado. Ahora a muchos se les ha metido en la cabeza que, como respuesta a la sentencia, quieren la independencia. No es que esté en contra de la independencia, al tanto, en su día yo voté a la Independencia de Catalunya... pero se trata de sensatez. A ver... para, rebelde, calla un momento y no grites más Independencia! Independencia! sin saber el significado de tus palabras. Si se nos ha denegado el nuevo Estatut, ¿cómo pretendes que lleguemos a ser independientes? Y otra cosa más, ¿es éste el mejor momento para independizarnos? Hay muchos peros y contras, los catalanes deberíamos tener la cabeza fría y pensar bien las cosas, con calma, aparcar tanto orgullo y ladear la rábia un poco. Bueno, hicimos una manifestación en la que asistieron un millón y medio de personas. Bien, esto me gusta un poco más. Sin embargo, no servirá de nada. ¿Qué es una manifestación? ¿Pedir permiso al gobierno para protestar?
- Perdón, los catalanes queremos hacer una manifestación.
- Si hombre, ¡claro, claro! El gobierno os deja hacerla tal día, en tal lugar, y encima os ayudaremos con el transporte; pondremos autobuses gratis para que a la gente le sea más fácil llegar de todos lados, ¿que te parece?
- Gracias.

Joder, ¿es un chiste? Una manifestación debería ser algo más atrevido, debería MOLESTAR a alguien y, por supuesto, sin pedir permiso. La manifestación es nuestra, del pueblo catalán, no encuentro lógico que nos subvencione la protesta el gobierno español. Pero bueno, después de un millón y medio de voces gritando SOM UNA NACIÓ, ¿qué? Ya está, los catalanitos ya se han manifestado, han echo mucho ruido, y estan contentos, fin del drama.
Yo almenos me consuelo pensando que, si algún día decidimos levantarnos en serio, no somos pocos.
Pero atención, que aquí no se acaba todo.
Siguiente día: el Mundial. España vs. Holanda.
A mi me gustó ver el partido, yo soy del Barça y me gustan sus jugadores, España casi casi que gana gracias a ellos y a Casillas. Me alegré de que ganara España, pero ya. Desde mi casa empecé a oír gritos del plan: ¡VIVA ESPAÑA! y canciones como esta: ¡YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL...! Hasta oí un macarrilla que gritaba: ¡VIVA ESPAÑA Y VIVA FRANCO!
A ver, hijitos míos, que lo hagan en Madrid, que lo hagan en Andalucía, que lo hagan dónde quieran pero no en Catalunya y menos un día después de manifestarse a favor del nuevo Estatut. O una cosa o la otra, no podemos pasar de un extremo -ser muy independentista- al otro -adorar España-.
Quizás muchos no lo entenderéis, pero en Catalunya, llevar una bandera española y gritar esas cosas... está como fuera de lugar. Es como si llevases mucho tiempo luchando contra algo sin éxito y algunos gilipollas te restriegan los símbolos más preciados del "enemigo". Y no es que odiemos España eh, no os confundáis, simplemente es una lucha en la que respetamos a nuestro contrincante, pero no nos agrada y nos resulta insultante su bandera en nuestra, de momento, nación.
Porque Catalunya lo es, una nación, aunque digan que no. Hahahahaha, eso si que me hizo reir. Desde pequeña que en la escuela me decían:
- Una nación es un territorio que comparte una historia, unas costumbres y tradiciones, una misma lengua, una bandera y un himno. Y un estado puede ser multinacional. No necesariamente una nación deber ser un Estado.
Bien, ¿en qué os basáis para decir que Catalunya no es una nación? Explicármelo, solo pido una respuesta sensata por favor.

En las notícias ya no se habla de la manifestación, en la notícias solo está la Roja. Los catalanes siempre pasamos a un segundo plano, no nos hacen ni puto caso. Basta ya de hacer el imbécil y pedir que nos escuchen... deberíamos actuar, molestar, es la única forma de llamarles la atención.



No sé, la política no me gusta; no estoy ni de un bando ni del otro, creo que ambos lados obran mal.
Estoy molesta con el Constitucional por denegarnos el Estatut, con el gobierno por hacerse el simpático y pasar de todo, con Catalunya por sus respuestas imbéciles que no llevan a ningún sitio y con esos fachas que en un día consiguieron llenar la calles de nuestra nación con la bandera española. Qué triste, un millón y medio de personas en la manifestación, pero... ¿cuántas personas se reunieron para celebrar la Roja en Catalunya?

Todo es un chiste, una gran broma.

viernes, 9 de julio de 2010

Querido diario ♥ III

Hoy no voy a poner la tercera parte de aquella historia sin título, más que nada porque aún no la he acabado. No obstante, me gustaron mucho los posts y, hay que decirlo, me animaron mucho a continuarla. Gracias.

Hoy, quizás, es un buen día para adelantaros algo sobre mi. Mi nombre real es Alexandra, tengo 17 años y vivo en una pequeña ciudad de Catalunya, Lleida. Estoy cursando bachillerato, y debo admitir que soy muy feliz habiendo escogido el camino de las artes. Pues sí, pintar y dibujar, a parte de escribir, son cosas sin las cuales no podría vivir. Me paso horas y horas delante de un papel o un lienzo, y me encanta ver como los trazos que hago se convierten en algo maravilloso :)

Aquí os dejo algunos de mis dibujos:




Espero que os hayan gustado

Otras cosas que me gustan serian leer, el manga, la fotografia, la música, me encanta cantar!, la danza... y, sobretodo, el teatro. También forma parte de mi vida de manera inseparable...
Parece ser que el escenario es uno de los pocos lugares del mundo en los que me siento más segura; no sé, mi madre siempre dijo que nací siendo artista, y espero que esté en lo cierto, porque ser artista es el camino que he escogido.

Unos saludos,
Satine.


jueves, 8 de julio de 2010

Querido diario ♥ II

Ahí viene el segundo capítulo de ésta historia que aún no tiene título. Pensándolo bien, ni la protagonista tiene nombre, pero ya se lo pondré, cuando crea conveniente :)


ESCOCIA, 1734. Segunda parte.
SECUESTRADA


Mi padre me tenía dicho que no me fiase de los hombres, y menos de los soldados del ejército escocés.

- Si ven que estás sola no dudarán en aprovecharse, no te acerques a ellos, nunca - me decía.

Así que crecí temiendo a aquellos hombres vestidos de rojo que llevaban armas y parecían tan fuertes.
Seguí mi camino pendiente abajo olvidando cualquier tipo de precaución, era muy tarde y no me gustaba estar en aquel lugar bañado por la oscuridad de la noche, así que decidí ir más rápido a pesar de las dificultades del sendero. No tenía ni idea, sin embargo, de que alguien me estaba siguiendo.
En un momento dado me resbalé y me torcí el tobillo; me quedé sentada en el suelo apretando los dientes con fuerza para no gritar, pero el dolor era insoportable y empecé a jadear mientras una lágrima se escapaba de mi rostro. Intenté levantarme agarrándome a un árbol; Haciendo fuerza con los brazos conseguí incorporarme y deposité todo mi peso en el pie que no estaba lastimado. Cojeando sería muy difícil bajar hasta el valle, pero no tenía otro remedio.
Cuando me dispuse a dar un paso, sentí que algo se movía detrás de mi. Me paré en seco, con los cinco sentidos alerta y la piel de gallina. Volví a oír un extraño sonido metálico, ésta vez más continuado y cercano. Reconocí el ruido de unas pesadas botas andar sobre un suelo inestable. Horror, no podían ser ellos, ya se habían marchado, ¡los había visto irse con los caballos!

- Eh, preciosa, ¿te has roto algo?

Me giré asustada al oír su voz. La sangre se me heló en las venas. Era un hombre, llevaba un rifle y vestía un uniforme rojo. Un soldado. Sus botas eran negras y llevaban taloneras y espuelas metálicas para los caballos. ¿Qué hacia un soldado solo en medio del bosque sin su caballo y sin un escuadrón? Recordé entonces las palabras del pobre soldado Willie cuando discutía con el líder, ése tal Jhon... "Pero Jake, Jhony y Ron van a llegar muy tarde a dónde sea que estemos. Y con el ganado aún van más lentos. Deberíamos haber parado en la anterior posada". ¡Qué tonta! ¿Significaba eso que habían otros tres soldados rondando por la zona? ¿Pero dónde estaban sus otros dos compañeros? Muy nerviosa, intenté parecer estar segura y confiada.


- Eh... no, no; estoy bien - le dije. Rápidamente pensé una excusa que lo mantuviera alejado de mi - solo que me he resbalado y... el tonto de mi primo iba delante y no se ha dado cuenta. Puedes irte, ahora vendrá a por mi. Jimmy! -grité entonces. Jimmy era el nombre de mi padre.

Sin embargo el soldado no se movió de donde estaba y en lugar de dar media vuelta esbozó una sonrisa llena de sarcasmo.

- ¿Con que tu primo eh? Pues parece que tu primo lleva un buen rato aventajándote, preciosa, al menos desde que yo te he estado siguiendo.

¡Maldito! Sin pensarlo dos veces eché a correr pendiente abajo, olvidando mi tobillo roto y sin llegar muy lejos, ya que me volví a caer presa de un dolor punzante. El soldado se acercó hasta mi y se arrodilló a mi lado.

- Sssht... tranquila preciosa, no te voy a hacer daño - dijo en un tono suave pero nada tranquilizador. Su mano se aproximó a mi rostro y me acarició las mejillas con el pulgar.

- ¡Sácame tus sucias manos de encima! - le espeté. Y le mordí.

El soldado gruñó de dolor y entonces me cogió del cuello y me tumbó en el suelo con violencia. ¡Mierda! Cerré los ojos fuertemente mientras intentaba pensar un modo de huir. El asqueroso mercenario intentó desnudarme arrancándome la camisa, pero yo conseguí darle dos golpes fuertes en el pecho y otro en la nariz. Puede que se la rompiera, porque de ella empezó a salir un hilo de sangre que goteó hasta caer en mi cuello. Si conseguía clavarle una patada en la entrepierna y dejarlo medio tieso quizás podría escapar... pero el soldado me sujetó las muñecas con extrema brutalidad y un grito desgarrador se escapó de mi garganta.

- ¡Ron! - gritó entonces otra voz masculina.

- Joder tío, ¡qué hijo de puta! - no era una voz, eran dos. - ¿Con que ibas a mear, eh? ¡Nosotros esperándote y tu pasando el tiempo divirtiéndote con una jovencita que está buenísima! Pues ahora tendrás que compartirla chaval...

El soldado que me agarraba se giró hacia ellos con una amplia sonrisa.

- No te emociones Jhony, esta belleza no es fácil de domar, me ha dejado hecho polvo... ¡me ha mordido y creo que tengo la nariz rota!

Los dos soldados se echaron a reír. Por lo que había podido escuchar, el hombre que me tenía atrapada con sus manazas se llamaba Ron y el otro soldado repugnante, Jhony. Pero el tercero no había vuelto a decir nada más, nos miraba con el semblante serio y parecía estar pensando algo.

- Entonces Ron, te ayudaré a enseñarle quien manda aquí - dijo el tal Jhony.

Empezaba a caminar hacia mi cuando el tercer soldado lo paró:

- No. Ron, Jhony, dejadla en paz, marchémonos.

- ¿Qué?

Yo estaba tan sorprendida como los otros dos soldados. El joven sin nombre volvió a hablar:

- Hemos dejado los caballos y el ganado sin vigilancia, se nos ha hecho demasiado tarde y, no sé vosotros, pero yo lo que más deseo
ahora es comer y dormir bajo techo.

Los dos soldados se miraron un momento y luego desviaron otra vez sus ojos hacia su compañero. Vi como Jhony me daba la espalda y se volvía hacia él, entonces comprendí que miraculosamente ya no corría ningún peligro. Cuando quise deshacerme del soldado que me aferraba, éste se negó a soltarme y, con un movimiento brusco, me agarró de la cintura y me depositó en su hombro.

- Está bien, vámonos -dijo-. Pero ella se viene con nosotros.

miércoles, 7 de julio de 2010

Querido diario ♥

He empezado una història que, como muchas otras, no voy a terminar. Ojalá no fuera así, pero cuando se trata de escribir algo con un principio y un final, nunca lo consigo. Sin embargo, no pierdo la esperanza de acabar, algun dia, una historia de la que me sienta orgullosa, así que, de momento, me dedico a ésta:



ESCOCIA, 1734.

Se me hizo muy tarde. Contemplé preocupada aquél atardecer que en poco tiempo había oscurecido el cielo, cómo el sol se escondía entre las verdes montañas del valle y las aves empezaban a descender hacia sus nidos. Yo también debería estar en casa, mi padre me tenía dicho que esos bosques no son lugar para una jovencita a horas tardías; la oscuridad no aguardaba nada bueno en esos términos de espesura, tan solo peligro. Recogí el cesto del suelo y me lo colgué en el brazo mientras intentaba desenredar mi falda de unas zarzas. Había rellenado un cuenco entero de resina, raspando los árboles con un puñal y extrayendo el líquido espeso del tronco. Estaba agotada. Me sequé el sudor de la frente y empecé a caminar. Mi padre seguramente estaría enfadado.

Empecé a descender la montaña cogiéndome la falda para no tropezar, vigilando bien donde ponía los pies y las manos. A menudo tenía que agarrarme a algún árbol porque la tierra bajo mis pies era inestable y resbalaba peligrosamente pendiente abajo, arrastrando algunas piedras consigo. Más de una vez, sin embargo, no hubo árbol al que agarrarme y me dejé caer de culo antes de partirme la cabeza. Aquella vez me había ido demasiado lejos, no acostumbraba a subir en sitios tan peligrosos. Al cabo de unos diez minutos, divisé por fin el camino que llevaba hasta el valle, rodeado de pinos altivos y bestias salvajes. A partir de esa hora podía encontrarme lobos, animales cuya presencia era más peligrosa que la de cualquier hombre, y osos, rara vez también podía aparecer algún jabalí. Me apresuré hacia el camino ansiosa por llegar a casa; Aunque sabía lo que me esperaba, al menos podría tomarme una cena caliente e irme a dormir sintiéndome fuera de peligro. Al pensar en la cena, mi estómago retumbó con una molesta queja de resentimiento, no había comido nada al mediodía y empezaba a sentir el hueco del hambre en mi barriga. Qué fastidio. Me abracé cuando noté el frío en mi piel, un ligero viento se estaba levantando y, aunque no podía decir que era helado, sí enfriaba lo suficiente como para hacer uso de un chal, y mi chal, lo había perdido esa misma tarde en el lago donde había parado a descansar, montaña arriba. Mi madre solía reñirme de pequeña por descuidada, muchas veces metía la pata sin querer y la culpa era siempre de un mero descuido. Cómo la vez en que, sumamente divertido, el gato Will desgarró una costura de mi madre. La culpa fue mía por dejarla cerca de donde dormía el animal. Aquel día me fui a la cama con un dolor muy agudo en el trasero. Sin embargo, me acuerdo de peores ocasiones; como cuando olvidé cerrar el establo y perdimos una de las dos yeguas que teníamos. Eso le costó una fortuna a mi padre, ya que con una sola yegua los caballos no podían criar al ritmo que deseábamos, y tuvo que comprarse otra. En esa ocasión, me arreó tan fuerte que llegué a perder los estribos. “¡Maldito bestia! ¡Te odio! ¡Disfrutas pegándome, pedazo burro!”. Me gané una prolongación extra de la paliza. Sin embargo, al cabo de unos días, cuando la nueva yegua se acomodó en nuestro establo, acompañé a mi padre a verla y entonces le dije cogiéndole de la mano:


- Papá... deberías estarme agradecido. Gracias a mí ahora tenemos una yegua mucho más joven y bonita ¿verdad? Ahora debería pegarte yo a ti.


Mi padre siempre lo cuenta divertido, recordándolo con una sonrisa sincera en el rostro, y siempre acaba dirigiéndose a mí con cariño. “Un día de estos nos vas a pegar un susto que tu madre se morirá del infarto, pequeña...
Como estaba ensimismada, tardé un poco en oír el claro galope de unos caballos acercándose por el camino. El pánico retumbó en mis oídos cuando vislumbré una nube de polvo que ascendía rápidamente, muy cerca de donde estaba. Con el corazón palpitante, corrí a un lado, fuera del camino, y me adentré en los árboles, esperando que los jinetes pasaran rápido y sin fijarse, o, por otro lado, que la oscuridad fuera suficiente para esconderme de sus ojos. Cabía la posibilidad de penetrar más en la espesura, pero con el riesgo de no volver a encontrar el camino y quedarme expuesta a los peligros de animales salvajes. No, decidí, me quedaría detrás de un árbol sin alejarme del sendero, debía tener una suerte muy pésima para ser descubierta.
Los caballos pasaron mientras yo contenía la respiración. Eran diez jinetes, todos vestidos con el mismo uniforme rojo y dotados de armas. Por el ritmo lento en que cabalgaban, supuse que llevaban todo el día viajando y que debían de buscar una posada en algún lugar. Me tensé cuando uno de ellos habló.


- Eh, Jhon –pronunció con una voz gutural y cansada. Otro jinete le respondió con un "mmmm...?", supuse que acompañado de un movimiento de cabeza. - ¿Está muy lejos o qué? ¡Quiero cenar, joder!


- Como sigas quejándote Willie te cojo de las orejas y te las clavo en un pino, y ahí te quedas chaval. –oí las risas de otros jinetes.


El último que había hablado, el tal Jhon, parecía ser el que mandaba, y lo confirmé a continuación cuando el pobre Willie volvió a protestar.


- Pero Jake, Jhony y Ron van a llegar muy tarde a dónde sea que estemos. Y con el ganado aún van más lentos. Deberíamos haber parado en la anterior posada.


Dejé de oír de repente los debilitados talones de los caballos sobre el suelo arenoso y me estreché más al árbol mientras el corazón me latía estrepitosamente. Oí bajar a uno de los jinetes y, acto seguido, escuché el rítmico sonido de sus botas al andar pausadamente. Tuve miedo de desvelar mi paradero con los fuertes latidos que se escapaban de mi pecho.


- Willie –dijo el tal Jhon con una voz que pretendía ser dulce y amable- Baja del caballo y despídete de tus orejas. –durante unos segundos habitó un silencio tenso, tan solo interrumpido por el chirrido de algún ave rapaz. Jhon volvió a hablar, esta vez gritando.- ¡Te he dicho que bajes del maldito caballo y te despidas de tus orejas! ¡Ya!


Otro sonido de botas llegó a mis oídos. Escondida detrás del árbol, sudando y rezando por no ser descubierta, me sorprendí compadeciendo al pobre Willie, cuya voz me llegó débil y temblorosa.


- Pero... señor McLeod...


Tras un sonido metálico, parecí no ser la única a quien se le heló la sangre. Cerré los ojos y reprimí con esfuerzo las ganas de echar a correr.
Silencio.
De pronto los jinetes estallaron en risas muy elevadas de tono, algún que otro optó por aplaudir e incluso algunos caballos rechinaron con escándalo.


- Willie está blanco, ¡mirad!


- ¡Ha sido solo un rasguño, vamos!


Cuando las voces se acallaron, sentí con gran alivio dos hombres subirse al caballo. Bien, se marcharían. Antes de partir, sin embargo, Jhon acabó de humillar al pobre escocés con sorna y galantería.


- Mi querido Willie, siento haberte lastimado. Debo advertirte, sin embargo, de que la próxima vez no seré tan benevolente, te cortaré la oreja de cuajo como vuelvas a abrir la boca en lo que queda de camino. Si digo que te calles, te callas, porque oír me oyes, ¿verdad? –hubo un breve silencio en el que supuse que Willie asintió con la cabeza- Bien, entonces intenta conservar ese regalo de Dios o yo mismo te lo quitaré.


Supe que la escena se había acabado cuando oí de nuevo los caballos repicar contra el suelo, cada vez más lejos.
Pasé unos segundos en mi escondite antes de atreverme a asomar la cabeza. Los jinetes se habían ido, tan solo quedaban las marcas de herraduras en el suelo que pronto el viento taparía de tierra arenosa. Me alejé del árbol y retomé el camino hasta casa.